Tus clientes son personas. Trátalos como tales.
Cuando tus clientes sienten aprecio por tu marca, esperan recibir el mismo aprecio de vuelta. Y aunque es fácil hacer que uno o dos clientes se sientan especiales, la sola idea de escalar estas interacciones altamente personalizadas a diferentes públicos y geografías basta para hacer que cualquier experto en marketing se estremezca. Sobre todo en los casos en los que los procesos manuales son la norma, los datos de los clientes están encerrados en unidades aisladas, los expertos en marketing dependen en gran medida del departamento de TI y tu pila tecnológica está llena de tecnologías heredadas que no se integran con fluidez.
Una personalización genuina exige que haya un sutil equilibrio entre la información de los datos, el contenido dirigido y los resultados de rendimiento. Empieza con información que te permita conocer en profundidad las necesidades, comportamientos y hábitos de consumo de los clientes. Después, ofrece contenido personalizado basado en las reglas que definas. Por último, descubre cómo funciona el contenido para poder perfeccionarlo y hacer que las experiencias que distribuyas en el futuro sean aún mejores que las actuales.
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