Existe cierto debate sobre cuál fue el primer juego real en 3D. Algunos pudieran concederle el título al Battlezone de 1980, que usaba gráficos vectoriales de diagramas funcionales para representar los tanques en 3D, aunque los propios tanques solo podían moverse en dos dimensiones. Otros pudieran darle este título al Quake de 1996, que puede decirse que fue el primer juego en presentar niveles compuestos de superposición de salas, lo que realmente le daba al jugador la posibilidad de moverse a través de un espacio tridimensional. No obstante, hay tantos candidatos como definiciones del verdadero 3D, por lo que la discusión continúa...
¡Cómo cambiaron los tiempos!
Actualmente, los juegos incorporan mundos 3D cada vez más vastos y complejos. Los jugadores pueden moverse por espacios urbanos o incluso por planetas enteros, con tanta fluidez como si fueran un mundo físico y real. Los entornos son envolventes e impresionantes. Los juegos se aprecian no solo por su jugabilidad o mecánica atractiva sino también por su extrema belleza.