Eleva el coeficiente de tu ecualizador: manual sobre los ecualizadores gráficos

Un ecualizador gráfico permite alterar el sonido incrementando o recortando ciertas bandas de frecuencia. Aumenta tus conocimientos con esta introducción y abre bien los oídos.

Productor musical con un ecualizador gráfico en su estación de trabajo de audio digital

Uso de los ecualizadores gráficos

En una grabación de música o un discurso hablado se pueden captar diversos tonos, y no todos ellos tienen por qué ser agradables. Los ecualizadores gráficos ofrecen una solución muy sencilla a este problema: incrementar o recortar (hacer más fuerte o más suave) un rango especifico de frecuencias para mejorar la calidad del sonido. Estas herramientas, que cuentan con reguladores para subir o bajar los decibelios (unidad de medida de la intensidad del sonido), son tan fáciles de usar que se han convertido en dispositivos habituales de los sistemas de altavoces de los coches y los cine en casa, así como de los estudios de grabación.

Funcionamiento de los ecualizadores gráficos

La mayoría de los ecualizadores gráficos dividen el sonido en una franja de 6 a 31 bandas de frecuencia, cuyo volumen se controla de forma independiente con un regulador físico o virtual. Si, por ejemplo, los agudos suenan demasiado fuerte en una pista de audio, se pueden suavizar bajando el volumen de una o dos de las bandas de frecuencia más altas. Si el bajo hace que tiemblen las ventanas, tan solo hay que bajar el regulador de una o dos de las bandas de frecuencia más bajas.

(La frecuencia, es decir, la cadencia con la que una onda de sonido pasa por un punto determinado, se mide en hercios [Hz]; un hercio es el número de ondas que pasan por un punto en un segundo. Las notas bajas viajan en ondas lentas, mientras que las altas, en ondas rápidas. El oído humano con mayor sensibilidad puede percibir aproximadamente entre 20 y 20 000 Hz).

 

En un ecualizador gráfico de 31 bandas, la frecuencia central de cada banda se encuentra a un tercio de octava de las frecuencias centrales de las bandas adyacentes. Al haber tantas bandas con las que trabajar, se pueden ajustar rangos de frecuencia estrechos. En cambio, en un ecualizador gráfico de 10 bandas, las frecuencias centrales se sitúan a una octava, por lo que cada ajuste comprende una octava entera de tonos. Esto facilita el incremento y el recorte, pero se corre el riesgo de alterar frecuencias que no se pretendía modificar.

 

“Lo mejor de los ecualizadores gráficos es su simpleza”, asegura el productor e ingeniero Gus Berry. “Puedes subir o bajar uno de los puntos de frecuencia fijos. Si incrementas algo y no te gusta como suena, basta con recortarlo un poco; y, si recortas algo, y el sonido pierde toda su fuerza, puedes dejarlo así so incluso potenciarlo un poco más”, añade Berry. 

Representación visual vibrante de unas ondas de audio

Fijación de límites con filtros de pase alto y bajo

Estos filtros son herramientas esenciales de los plug-in de los ecualizadores. Un filtro de pase alto elimina las frecuencias bajas y deja pasar las altas, mientras que un filtro de pase bajo hace lo contrario.

 

La productora e ingeniera de mezclas Lo Boutillette utiliza filtros de pase alto para recortar los tonos bajos de los bajos eléctricos. “De todos modos, no podemos oírlos bien, y pueden descontrolarse y empezar a retumbar en la habitación”, cuenta. Berry hace exactamente lo mismo. Cuando mezcla una pista de voces, suele eliminar con un filtro el sonido que se encuentra por debajo de los 100 Hz: “El micrófono tiende a captar algunas frecuencias subsónicas que pueden ensuciar la mezcla. Aunque no se escuchen, hacen que los altavoces tengan que trabajar más de lo normal”, explica.

 

A la hora de mezclar pistas de bombos, Berry emplea filtros de pase bajo para evitar fenómenos como el “snare bleed” o el “symbol bleed”, es decir, que una fuente distinta a la prevista capte el sonido de algún instrumento. Boutillette, que produce podcasts de forma frecuente, advierte que el filtro de pase bajo no debe fijarse demasiado bajo. La voz humana se encuentra principalmente entre 1000 y 3000 Hz, pero los sonidos sibilantes y consonánticos pueden alcanzar frecuencias más altas. “Si se bajan los altos, siempre se corre el riesgo de que la voz de la persona pierda claridad, por lo que hay que hacerlo con sumo cuidado”, explica.

 

Por su parte, a la hora de grabar voces, Berry controla entre 2000 y 4000 Hz y corta un poco si el sonido resulta áspero. También tiene en cuenta el “factor bocina”, es decir, cuando las voces suenan demasiado nasales, lo que puede ocurrir entre 600 y 800 Hz.

 

Ajuste mínimo de los controles del ecualizador

Recuerda que al recortar o incrementar una banda no solo se altera la ganancia (el volumen) de la frecuencia central, sino de un rango de frecuencias situadas por encima y por debajo. El sonido puede cambiar considerablemente con unos pocos ajustes.

 

Barry cuenta que muy pocas veces corta más de uno o dos dB (decibelios), ya que los cambios drásticos no suenan naturales. Por otro lado, Boutillette explica que, si tiene que decidir entre incrementar o recortar, suele optar por recortar, pero sin pasar de los tres dB en cada dirección.

 

Lo más importante es usar los oídos, no los ojos. “Si quieres obtener un sonido más ‘brillante’, no tienes por qué aumentar los agudos. Puedes eliminar algo de ruido de los bajos y así dar más ‘brillo’ al sonido. Si buscas un sonido más ‘oscuro’, quizá no convenga potenciar los graves, sino recortar algunos de los agudos”, explica Berry.

Ajuste de un clip concreto de una pista de audio en un editor de audio digital

Ajuste preciso de la frecuencia con ecualizadores paramétricos

Los ecualizadores gráficos son muy útiles para ajustar una mezcla completa de música; pero, para definir frecuencias concretas, los ingenieros de audio prefieren los ecualizadores paramétricos. “Se puede elegir la frecuencia central, estrechar o ampliar el ancho de banda de las frecuencias circundantes que se ven afectadas y ajustar la pendiente de esas frecuencias”, comenta Boutillette sobre los ecualizadores paramétricos.

 

También puedes probar a editar con un analizador de espectro, que ofrece una representación visual de las frecuencias de un archivo de audio. Los colores más vivos representan los sonidos más altos, que se pueden recortar de forma precisa.

 

Ecualizadores gráficos para actuaciones en directo y el estudio

Las actuaciones en directo, independientemente de si se trata de un concierto de rock o de la grabación de un podcast, conllevan variabilidad en cuanto a la reflexión del sonido, el tamaño y la forma de la sala, y el ruido ambiental. Boutillette asegura que los ecualizadores gráficos funcionan muy bien para producir un sonido en directo sin retorno. “Es la puesta a punto de la sala, hay que suavizar determinadas frecuencias para que los oídos de las personas no sufran”, explica. Berry coincide con ella: “Los ecualizadores gráficos que se utilizan para el sonido en directo son mucho más quirúrgicos. Se puede recortar solo un par de frecuencias, en lugar de toda una octava o media octava”.

 

Los sistemas de audio de los estudios de grabación suelen estar optimizados para la grabación con tratamiento acústico y altavoces bien colocados. Eso significa que los ecualizadores gráficos tienen una función diferente en la grabación que en los sistemas de sonido estéreo domésticos. “En el ámbito del estudio, los ecualizadores gráficos se utilizan más a menudo en instrumentos de rango medio, como las guitarras eléctrica y acústica. Tienen bandas más amplias, que resultan algo más musicales al oído”, explica Berry.

Ilustración digital de un director de orquesta guiando la música

Mejora de tus habilidades de producción y mezcla

Empezar siempre de cero
Aunque algunos ingenieros de sonido utilizan plantillas para determinados tipos de música, lo mejor es empezar de cero con cada mezcla. Cada instrumento y cada voz tienen un sonido distinto y transmiten una sensación diferente, por lo que debes abrir la mente (o los oídos) siempre que acudas a tu estación de trabajo de audio digital.

 

Practicar
Para dominar las técnicas de grabación y mezcla de audio, se requiere tiempo y práctica. Aunque ya lleva muchos años trabajando en este sector, Berry reconoce que sigue mejorando su comprensión de los rangos de frecuencia de algunos instrumentos con cada mezcla. “Así, sabes qué áreas de esos instrumentos hay que mantener intactas y cuáles se pueden filtrar o incrementar”, comenta.

 

Dedica tiempo a entrenar tus oídos y a desarrollar tus conocimientos. Sigue experimentando con los ecualizadores de audio para que tus habilidades vayan mejorando.

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